ALCAZARES, CABALLOS Y GALLO DE ORO en Córdoba
El segundo día decido entrar en los ALCAZARES REALES cerca de la Mezquita.
La verdad es que lo más interesante son los jardines que bordean los estanques que dos jardineros cuidan con gran esmero esta primavera florida. Los Alcaceres ya en ruinas cuando lleg’o el “reconquistador” Fernando III el Santo, fueron reconstruidos por Alfonso X el Sabio, pero tras muy diversos usos, hoy en día poco queda de su pasado esplendor.
Una colección de mosaicos encontrados en el subsuelo de la plaza de la Corredera han sido expuestos en una gran sala en penumbra.
Salgo.
Cerquita están las CABALLERIZAS REALES fundadas en 1570 por Felipe II donde estuvieran la Caballerizas de la época Califal, para la selección y mejoramiento del caballo de guerra español. Me acerco a la entrada. “Es la hora de comer, poca gente viene ahora porque el espectáculo es por la tarde. Puede entrar, si, y ver los caballos en los boxes” dice el portero. “Yo lo que quiero es ver los caballos…”
Compro un entrada y directamente a los boxes. Hay varios atados, nerviosos, bufando, piafando, rascando el empedrado. Los hay de diferente pelaje: alazán, bayo, tordo, blanco, palomino, negro…
Para m’i es el negro azabache rutilante, ojo avizor, orejas alerta, es mi preferido. Un cuidador me dice que no me acerque, pero yo le hablo en un susurro y me encandila con sus dilatadas pupilas brillantes.
Me siento un rato en las gradas del palenque a la sombrita huyendo de este Surya tan poderoso como en la India Una domadora sale con un caballo blanco de suntuosa melena y empieza a hacerle dar algunos pasos muy rebuscados que repetirá en el espectáculo de la tarde.
Eso no es lo mío. Salgo.
La JUDERIA reblanca y florida, llena de restaurantes, cafés, hospederías, mercado de artesanías y turistas, turistas y más turistas bien distinto de mi recuerdo.
¡Pobre Maimonides! Sentado en su sillón de piedra en la plaza.
Dentro de poco será la FIESTA DE LOS PATIOS, por eso mucha gente se afana limpiando y decorando los patios para el concurso. “No se puede visitar, no está listo. Pero puede comprar ya las entradas”. Esta es la cantinela que resuena por todas las callejuelas.
No compro nada, visito tres patios “libres”, fuera de concurso, de los “rebeldes” contra la organización municipal… ¡Qu’e belleza!
¡Ay amigos! Desmayadita estoy, dura es la vida del turista mochilero. Y, al cruzar la plaza de Abades me topo con un cartel evocador: “EL GALLO DE ORO”.
Automáticamente pienso en el gallo dorado de la novela de JUAN RULFO, pero aquí se trata de un asador de pollos de los más famosos de Córdoba. Compro una caja, me siento en un banco a la sombrita y doy buena cuenta de mi pollo asado crujientito con sus patatas sabrosonas.
De vuelta a mi “casa” paso por el CONSERVATORIO SUPERIOR DE MUSICA.
“Esta tarde habrá un espectáculo de baile y cante flamenco con artistas reconocidos. Hay que llegar con mucho tiempo, ya que al ser gratis se llena pronto”.
A las seis de la tarde estoy yo sentada en las gradas de piedra esperando la pelea de la entrada. Por fin abren las puertas. Y pelea s’i… : empuja por aquí, aprieta por acá, hacer cuna y escudo ante el embate de las asaltadora jubilatas. S’i, muchas mujeres acicaladas y peleonas.
¡Mereció la pena! Mucha energía, precisión y duende en el baile. El cantaor no era FOSFORITO…
La noche bien prieta, el viento acuchilla mi cabeza pelada y apuro el paso hasta el CRISTO DE LOS FAROLES. Ni un alma en la plaza, ni siquiera el fantasma del soldado del rey salvado por el Cristo milagroso. S’olo el recuerdo de aquella joven Pantoja en la película “YO SOY ESA” y el imperecedero virtuosismo de Antonio Molina que arrasaba en mis años mozos.
Cu’anto nos reíamos intentando controlar la respiración, sofocadas a medio camino.
Escuchándote, Antonio Molina, esta mañana he vuelto a mi barrio de entonces, a mi casa de entonces, a mis sueños de entonces… a mi otra vida.
FOTOS: Cortesía de GOOGLE
Hale! Aqui ando por la Cordoba de mis amores. Mis foros horribles no las puedo poner desde el telefono. Lo intentare manana...Y tampoco los acentos me salen hoy. Maldicion!
ReplyDeletePreciosa la estampa de los caballos. No me extraña que el negro azabache te encandile...
ReplyDeleteHe estado en diversas ocasiones en Córdoba (en alguna de ellas no precisamente haciendo turismo) y me he pateado casi todos los sitios que mencionas. En los alcázares reales sentí una gran frustración por no poder visitarlos. Después de intentarlo en varias ocasiones a lo largo de la mañana, llegamos a la conclusión de que debía ser el día de descanso del personal, pero allí no vimos ningún cartel aclaratorio, ni las personas a las que preguntamos, forasteros como nosotros, supieron aclararnos el tema.
Hola amigo Emilio! Es que los caballos son cosa fina. Los Alcázares Reales son todo imaginación hoy en día. Mira, lo que me "sorprendió" fue la desgana del Guadalquivir, que yo lo recordaba con más brío.
ReplyDeletePero quizás era producto de mi novelería.
Ayer caí en Munoz Molina y su libro sobre los Omeyas que no conocía...
Aquí estoy sin poder respirar página tras página.
Qué te pareció Vargas Llosa?
UF! Vargas Llosa! cómo se decía antes (y ya se ha perdido): DEMASIÉ!
DeleteTodavía lo estoy leyendo..., bueno, paladeando No te quiero avanzar mucho porque a lo mejor publico algo en el blog. Yde mi paisano Muñoz Molina solo te puedo decir otro tanto...