ISLA BARU: DEL AVIARIO A LAS ISLAS DEL ROSARIO




 

“Tienes que ir al AVIARIO de Cartagena, es nuevo y me lo han recomendado unos amigos. Esta en Barú, en plena naturaleza.”

Bien, pues hoy es el día.

Me entero que hay que ir lejos, a la península de Barú, ISLA LE LLAMAN POR AQUELLO DEL TURISMO, QUE ESTA FAGOCITANDO LA “ISLA”.

96% de pobres, población originaria afrocartagenera que malvendieron “sus tierras indivisas” y ahora fungen de mano de obra barata en la construcción y servicios de los omnipresentes complejos hoteleros. Nada nuevo en la zona pienso, recordando el caso de Getsemaní.

 https://bdigital.uexternado.edu.co/server/api/core/bitstreams/ab67f5be-a87a-47c4-b4ce-f07e7f1968d3/content

 ¡Brilla la misma técnica! Primero DEPRECIAR Y DESPOSEER PARA LUEGO ACUMULAR Y VALORIZAR. ¡INFALIBLE!

Como no quiero ir en lancha con esta lluvia desatada apalabro un taxi (BARATO) con un moreno cadenudo centelleante, ida y vuelta más dos horas de espera y en marcha. Casi una hora de carretera poco turística, pasando la zona petrolera, atravesando el puente de Barú y, por fin llegamos al portón del Aviario.

El cadenudo insiste para que le pague. “Es que usted luego si se va con otro auto que le guste más o con un amigo…” y así hasta entontecerme, a medias, claro, y le pago solo la mitad para que se calle.

La entrada al parque 16 US$ del ala, nunca mejor dicho, ¡jajaja! HAY QUE DECIR QUE ES ESPECTACULAR, impoluto y bien pensado para que la gente no se acumule y asuste a las aves, al amparo de arboles copudos que me dan ganas de abrazarlos bajo este sol inclemente. Sigo los senderos, admiro las aves, me leo todos los carteles y andando andando, después del reino de los flamencos rosados, aterrizo en la puerta de salida.

Bien, como había sospechado, el cadenudo ha desparecido. Solo hay otros dos autos que me espetan con sonrisita de colmillo retorcido que el tal se ha ido con otra señora muy apresurada. Pretenden cobrarme por volver más que el viaje completo, como esta tan apartado y a esta hora ya no viene nadie…

Otra media hora de negociación y por fin en la calle Larga de GETSEMANI, cerquita del Banco Agrario atascado de mujeres que esperan para cobrar el SUBSIDIO DE RENTA CIUDADANA y bloquean la calle.

La niña de la agencia de viajes ya tiene preparado el paquete de las cinco ISLAS DEL ROSARIO que me vendió ayer tras mucho trasegar por las agencias del centro.


 


 

Como no me fio tras la engañifa de ayer le hago jurar que me acompañará a la salida del MUELLE DE LOS PEGASOS, no vaya a ser, pienso, que ocurra otro incidente.

Incidente, ¡si! Esta vez dos horas de espera bajo un diluvio  en medio de un caos colosal. Por fin, tras muchas verificaciones, abordamos una lancha, nos pusimos el salvavidas y arrancó como alma que lleva al diablo mar adentro.

Cabalgando las olas, espuma, salpicones, remojón hasta los tuétanos, mar azul, costa verdeante, isla tras isla. Que si snorkel en esta agüita calma, que si la avioneta hundida de Escobar (ji), que si su finca… la ISLA GRANDE parece tentadora para pasar unos días. Desembarcamos en ISLA CHOLON, LA ISLA DE LOS JOVENES canta nuestro guía entusiasmado. “Bajen, aquí el aperitivo en los mesones del agua”. Música retumbando, risas, jolgorio, danza de bandejas y vasos escarchados. Así seguirán hasta la madrugada. Embarcamos para ir a comer y el lujoso hotel que nos esperaba resultó ser una especie de cabañón en PLAYA BLANCA atestado de gente, con un WC de campaña militar guardado por una bruja que estiraba la mano al pasar.


 


 

En vista del desgobierno abismal, el Gobierno ha decidido tomar cartas en el asunto y ha ordenado cerrar la playa (PLAYA BLANCA) dos días al mes para la limpieza y reorganización, entiéndase control. Evidentemente, el descontento no se ha hecho esperar. Además, parece que “los naturales” están cobrando ilegalmente 2500 pesos persona por acceder a playa pública. 

 




Bandeja de mojarra frita y ensalada en compañía de una familia salvadoreña exquisita y sufridora fue el banquete. Ni siquiera se quejaron de tanto desacato.


 

Lo mejor, la vuelta a Cartagena en una especie de catamarán nuevecito que había quedado libre. En un santiamén nos dejó en los Pegasos y me hice el firme propósito de no contratar ningún otro viajecito con gente local. Menos mal que ya no me sangraba la tajada que me habia hecho con el borde de la lancha.

Mientras pasaba por el Centro de Convenciones rumbo a mi casa iba recordando otro tour de islas, aquel en Venezuela, a LOS ROQUES, en un catamarán a vela con amigos. Islas coralinas, playas de ensueño, aguas cristalinas… Sí, el paraíso!!!

FOTOS: Cortesía de GOOGLE

 

Comments

  1. ¡Vaya tour's en los que te metes! ¿Rejuveneciendo?. Bueno, por otra parte, hay que ser valientes, o atrevidos, o intrépidos, si no... Además, en un catamarán se viaja bien.
    Besos, mi maharaní.

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