LUNGOMARE SAN LEONE EN AGRIGENTO (SICILIA)
Era domingo y el sol atacaba duro como nuestro Surya. Había salido temprano de casa para llegar a primera hora al VALLE DE LOS TEMPLOS y el autobús 2 se fue por otra ruta, así es que acabe entrando por otra puerta y haciendo el recorrido al revés. Pero eso será para mañana.
Y aquí estoy despatarrada en la cama con mil soles brillándome en la cabeza.
Ir o no ir al lungomare, salir paraguas bengalí en ristre
al asalto del busito 3 de SAN LEONE que para frente a la panadería ecológica, aquí mismito.
¡Venga, adelante! Que no se diga que vienes de los infiernos. Corro y me subo de un salto. Casi vacío. Y empieza la vuelta al mundo pasando a lo largo de los templos dormidos.
Un marroquí con dos niños pequeños y un grupo de chavales africanos con toda la parafernalia playistica me acompañan en este viaje de 4km y medio que parecen interminables con tantas paradas.
Por fin el paseo FALCONE BORSELLINO, llamado así en honor a estos jueces del “Maxiproceso de Palermo de 1986” uno de los juicios más importantes contra la mafia y que fueron asesinados por ella en 1992.
GIUDICE FALCONE
Empieza el paseo con una zona reservada a los deportes muy apreciada por la gente local. Futbol, baloncesto, parque infantil, nada de lujos reservados a los turistas...Algunos protestan en las redes por ese aire “familiar y provinciano”.
Continúo andando al borde de un mar turquesa de lo más caribeño, bordeado de palmeras de poca sombra y entro en un chiringuito de la playa repleto de chavales y chavalas que ríen a carcajadas, gritan, y se rocían de toda clase de líquidos bebestibles. Me siento en una esquina con un granizado de limón a aspirar esa energía contagiosa que me recuerda mis años del Lycee. Hoy no entrare en el mar a pesar de la fina arena y el agua transparente. Son ya las seis de la tarde, algunas familias empiezan a recoger los bártulos y las bandas de chavales se emparejan y salen al paseo dispuestos a emperifollarse para el ritual de la noche.
Por esta costa no se ven zonas reservadas de pago con “lettini y ombreloni” como en Palermo, los arenales dorados solo se ven cortados por una serie de dunas como lunares perezosos.
Andando andando son casi las ocho y empieza la desbandada. Un atasco monumental de coches, pero, increíble, nadie se sulfura ni aplasta el claxon, ni intenta subirse a la acera o colarse por el arcén como harían por aquí.
?Y mi autobús? Ahora caigo que hace tiempo que no pasa ninguno. Espero y espero pegada a la señal de parada como para propiciar su aparición milagrosa. Nadie va andando. De repente se para un flamante Mercedes negro, bajan dos hombres y se cambian. Altos, morenos, el mayor muy bronceado, el más joven muy atractivo. Atléticos!
En la desesperación, les pregunto por el bus, por una parada de taxis para volver al centro, que temo que este atrapado en el trancón o haya tenido una avería...
El más joven sale de las sombras para descifrar la señal de la parada. “La verdad es que nosotros no sabemos nada del transporte público, vivimos en Alemania”.
El padre se acerca y propone llevarnos al centro, ellos van a una finca y una casa que están construyendo. Aceptamos sin pararnos a pensar que estamos en Sicilia y que la mafia no está muerta.
Por el camino nos cuentan de su familia, del trabajo en Alemania, de la tradición y el orgullo siciliano.
!Que hermoso encuentro! Sus palabras sinceras y apasionadas me devuelven la fe en la humanidad.
Bajo y, siguiendo su consejo, busco una “tavola calda” para la cena.
FOTOS: CORTESIA DE GOOGLE
Pues si, todavia existen los paraisos fuera del alcance de sus garras, Por poco tiempo, que ya estan haciendo cuentas y planes de "desarrollo"...
ReplyDelete¿Por qué mos cuenta cosas triste que ya intuimos. Si vuelves ahi en cinco años no lo conocerás.
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