MOMPOX (Colombia): “TIERA DE DIOS”, “LA HERÓICA”

 

 

Llego a Mompox.

El tiempo se detiene…

Fundada en 1539 en el NUEVO REINO DE GRANADA a orillas del gran río Magdalena, puerto importante para el comercio desde el Caribe hacia el interior del país

Además, el oro de las minas de El Quindío se traía a este puerto, se procesaba y sus reputados orífices  lo convertían en joyas exquisitas. Existió la Casa de la Moneda y las bodegas de la Aduana encerraban tesoros incalculables.

En el siglo XVIII se desarrolló en las colonias una aristocracia de Mayorazgo y Mompox no fue la excepción. Seis familias se ennoblecieron en la región a partir de la COMPRA DE TÍTULOS permitida por la corona en sus colonias. Nobleza agraria: Valdehoyos, Torre Hoyos, Santa Coa, Santa Cruz…

 Allí se establecieron y construyeron sus mansiones ricos comerciantes criollos, “nobles” españoles y extranjeros atraídos por su renombre al amparo de los piratas que asolaban el Caribe.

El comercio legal e ilegal (contrabando de Jamaica y Curazao…) floreció desde finales del siglo XVIII hasta principios del XIX con una elite poderosa defendiendo sus intereses comerciales contra la corona.

 

Y así pasaron los años hasta que se desató la GUERRA DE INDEPENDENCIA en 1810. Mompox fue la primera en proclamar la independencia absoluta de España, con el lema “SER LIBRES O MORIR”.

Simón Bolívar llegó a Mompox en 1812 tras el desastre de Puerto Cabello y allí fue acogido por los momposinos que le dieron recursos y organizaron un ejército de 400 zambos con el cual pudo iniciar la Campaña del Bajo Magdalena y conquistar Caracas.

 

Dicho esto salgo del Tres Cruces (mi hotel) y me propongo caminar a lo largo de LA ALBARRADA para descubrir la vida de aquella época en esas mansiones que han desafiado la profunda decadencia de la actividad portuaria y mercantil.

Todas enormes, con patio y contrapatio, techos de nueve metros, rejas metálicas, pero austeras, sin decoración apenas, algunas con vestigios de la cal purificadora que las resguardaba de los maleficios. Muchas desconchadas, carcomidas por el moho, portadoras de carteles de los tribunales instando a la declaración de herederos. Pocas restauradas y convertidas en hoteles y restaurantes. Me asomo a un portón y veo a una mujer “parda” (como dicen por aquí) peinando las ultimas hebras de canas de una mujer viejísima vestida con un etéreo camisón marfileño. Me llaman, entro, me cuenta su historia de viuda de un acaudalado comerciante español, ella una italiana nacida en la República.

 

Esta otra mansión ha sido restaurada, mejor diríamos saneada y modernizada por los herederos que vienen por  SEMANA SANTA. “Yo soy prima de esta familia, la que ha vivido siempre en Mompox, la que les cuida la casa. Me aburro sola con las criadas, todas las familias se fueron a Cartagena, a Santa Marta…hasta a Medellín y Bogotá. Algún marqués a Barcelona en España. Figúrese! “ Y así me tiene presa de esa cantinela mientras adormezco en la mecedora.

“¿Ha visto LOS PORTALES DE LA MARQUESA? Bueno, ahora están acomodando otro gran hotel.”

 

En 1700 el capitán Pedro Gutiérrez construyó la primera casona en este solar que más tarde fuera morada de marqueses y marquesas “agrarios”, hasta llegar a hoy en día dividida la propiedad en cuatro lotes.

El nivel de la calles se fue elevando paulatinamente para luchar contra las acometidas del Gran Rio y se fueron construyendo Albarradas como contención en las crecidas.

Pero eso era en otras épocas ya que a principios del siglo XIX el río Magdalena decidió caprichosamente dividirse en dos brazos y el de Mompox se quedó dormido para siempre.

Y, como ya estoy medio o más bien totalmente aplatanada con este calorón decido comer en EL COMEDOR COSTEÑO allí mismito asomada al río.

 

Hoy será MOJARA FRITA CON SU ARROCITO, PATACON Y ENSALADA. Una cervecita AGUILA O BAVARIA para regar el gaznate.

 

FOTOS: Cortesía de GOOGLE